ESTAMOS EN PRESENCIA DE UN CAMBIO DE PARADIGMA EN LA SOCIEDAD?


En el curso de la historia de la humanidad cada vez que un sistema político, económico, social, cultural, etc., comienza a declinar, da paso inexorablemente a otros sistemas, las más de las veces sin ninguna violencia violencia, como si la sociedad (integrada por el hombre, como ser social/persona), entrara en un previo aletargamiento, desinterés, sin revoluciones al estilo de luchas armadas, sino más bien aquellas que se provocan con el silencio, así se observa que se vienen produciendo cambios estructurales de gobiernos en Latinoamérica, que por años venían soportando dictaduras tras dictaduras, hasta que la sociedad reaccionando silenciosamente y través de las urnas, cual conciente popular, se vuelca hacia otras ofertas que como se puede observar en algunos casos aparecen como ideas retrogradas o perimidas, como el caso del neosocialismo imperante en varios gobiernos de esta parte del continente como (Bolivia, Venezuela, Chile, Brasil, etc.), y otros que adoptan el discurso en este mismo sentido como precursor ideológico, como se comienza a ver en nuestro país, resultando así en un inicio de cambios de modelos con tendencia a hacer desaparecer un determinado orden actual para sustituirlo por otro, en forma gradual, sino abruptamente, ante el evidente sentimiento anticapitalista acumulado a lo largo décadas en el sentimiento popular, que erráticamente busca primero zafar lo que está establecido abrazando posiciones a veces extremas, hasta de regresión, tendiendo a sobrevalorar la lucha de clases, proponiendo viejas luchas sociales, de desposeídos de bienes materiales, como si la solución de los problemas de la pobreza pudiera remediarse por esas vías frustradas, sin embargo el proceso está en marcha hacía un cambio de paradigmas, en un dislocamiento de lo establecido y poniéndolo en estado de crisis, que constituye la base para el cambio del modelo perimido.

Lo que está claro es que la sociedad no pretende renunciar a la consolidación de la democracia, surgen nuevos movimientos y partidos con tinte social, politizados inicialmente en una primera fase involucrando a gran parte del espectro de la sociedad, interviniendo en ámbitos insospechados como en la justicia, la economía, las relaciones internacionales, etc., surgiendo el atractivo por liderazgos emergentes, paralelos al existente en los partidos políticos tradicionales y planteando una variedad de ofertas discursivas, que al desordenar el proceso de democratización, surge en una segunda etapa – podríamos decir la actual- la consolidación de liderazgos formales y ordenados, con clara visión de objetivos, con la absorción incluso de partidos políticos y movimientos populares dispersos, en una consolidación social y política con gran capacidad de movilización de masas y por ello con peso social y político formidable, con fuerte tendencia ideológica hacía el socialismo democrático cultural que pretende inficionarse en la globalización y el modernismo, pero en una mutación nacionalista y de uniones regionales a modo de enfrentar al capitalismo decadente.

Esta reestructuración constituye sin dudas un cambio de paradigmas, en el que surge el sujeto como centro de la política y de la economía, que a través de las luchas sociales avizora un cambio radical desde la globalización económica hacía un humanismo sistémico, en el que el entorno global constituya apenas el escenario del nuevo sistema que sin lugar a dudas precipitará el advenimiento de un mundo interconectado, coordinado y eficiente ante cualquier amenaza tanto de la propia política que como subsistema deberá readecuarse (cual reformateo) en adelante a lo que se decida en los grandes debates sociales, es decir, los intereses y expectativas surgirán de las decisiones de los grupos y movimientos sociales representados, quedando al margen aquellos proyectos políticos hegemónicos, cimentados en la corrupción que ha acentuado las diferencias sociales, puesto que los grupos y movimientos sociales fortalecidos marcaran la pauta, erradicando la dominación de los grupos económicos o políticos oligarcas.

El nuevo paradigma de la política, es el que surgirá de la propia sociedad conciente y organizada, de una gran mayoría de la sociedad que ha permanecido impávida y callada hasta ahora, por desconocer sus propias fuerzas; lo que surgirá es pues, un nuevo orden en el que el sistema de gobierno tenderá a integrarse por los elementos sociales (la diversidad de los grupos sociales) organizados en respuesta a la ineficacia y fracaso de los tradicionales grupos de poder actuales.


sábado, 02 de junio de 2007

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